miércoles, 9 de noviembre de 2011

H, silenciosa nocturna.

    
Dos noches en una estrella llamada H.
El sentimiento mudo de la vida.
Posible en todo momento, alojado en lo profundo. Solo respirar y jugar.

Suficiente tiempo y energía te choca repentinamente.
La H muda es el umbral previo al sin sentido. Lo que hay mas allá es el desajuste de la plataforma sujeta por hilos delgados. El derrumbe paulatino e inmediato de la estructura viviente.

Mas allá de la H muda está la reconstrucción de tu voz entera. Con un cielo punteado y pasto brillante.

¿Cuál es la estructura en mi Ser que me provoca el sentimiento persistente de soledad y hace volver a la H para recordar el silencio?

Avanzar de espalda a la H muda es el próximo paso. Desintoxicar mi cuerpo y alma. Ver colores. Comprender el miedo y hacer magia.

El Sol tatúa mi piel, marrón grisáceo. Tierra y árbol. Mi mente 3D está un poco aterrada y mi espíritu me espera, a que quiera EMPEZAR A VIVIR su sueño.

La H muda me recuerda en cada momento mi existencia cósmica, el vuelo mágico. Mis amigos y compañeros. Me muestra que estoy sola porque aun opero con la mente humana, degradada e inútil.

Aun me arrastro en la miseria habiendo aprendido a volar.

Revuelos mentales por adaptarme a un mundo enfermo. Llamando a la parte de mi enferma, inconciente tomada por un organismo que consume mi energía. Pretendiendo escapar con más encierro. La H muda me lo muestra en cada momento. El instinto cede luego de varias caídas.

En el reflejo de cada imagen, nos miro. Y aun aprendo. Jamás dejare de aprender. Cambiar es lo infinito.

Y en el infinito interno,
Encuentras la estrella H,
la muda.

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